jueves, 8 de marzo de 2012

No vaya a ser que lo haga yo

No me pidas que vaya contigo porque no lo haré. Sabes que yo no sirvo para eso, sin embargo, pídeme, si eres capaz, que te quiera una noche con amor, no que brille por y para ti todas las madrugadas…
No vayas corriendo tras de mí, ni escribas mi nombre en cada hoja de cuaderno, solo limítate a decírmelo cuando el destino haga que coincidan nuestros caminos.
No esperes que te espere ni siquiera que tu lo hagas por mi… No tengo paciencia para quedarme inmóvil al borde del camino.
No quiero encabezar tu vida, no me conviertas en tu referente. Odio a los discípulos casi tanto como a los predicadores. Limitate a enseñarme lo que no conozca y seré una de tus fuentes. No pretendas que desvele todo lo que sé, ni mucho menos todo lo que sabes. Tendría que matarte.
No me hables cada día, no preguntes qué tal estoy, aprende a descubrirlo en mi mirada. Mis silencios suelen ser más elocuentes que mis palabras.
No intentes sorprenderme. Ojalá no lo consigas nunca. Tengo la odiosa habilidad de adivinar sólo las buenas intenciones de la gente.
No intentes comprenderme. No creo que lo consigas nunca. Me he especializado en decepcionar, empezando por quien me observa al otro lado del espejo.
No supongas que me comportaré igual que ayer. No me mires mañana como te estoy mirando hoy. Aprende a conocerme en cada instante. Soy volátil, mi identidad es más casual que causal.
No me intentes describir. No me inventes. No me encarceles con barrotes de palabras. Romperé tus esquemas por instinto. Sólo puedo prometer que conocerás lo que soy en cada momento. Jamás te mentiré, pero no aseguro que mi verdad sea la misma que ayer.
No me impongas gentilicios, nací extranjera y no creo en las fronteras. No me retengas. Sólo me quedaré a tu lado si no me pides que no me vaya.
No me amarres a tu vida, no me ofrezcas un hogar. No tengo raíces principito, y no me fastidia tanto. Soy nómada por vocación. Cómprame una maleta vacía, no un billete de ida y vuelta. Constrúyeme un barco sin ancla, remienda mis velas y sopla. Si me ofreces un puerto naufragaré en otros mares.
No me pidas que te bese. Alégrate si nunca lo hago. Tampoco trates de adivinar mis sentimientos.
Si has sido capaz de leer entre las líneas habrás entendido que es posible que todo esto no funcione. Así que, entre tú y yo, te voy a contar el secreto para no llorar en el intento...
No me ames.
No vaya a ser que lo haga yo...


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